Astrid Fugellie

El intruso

En la chapa,
la llave sangrosa dio tres vueltas.

Se cerraron las puertas
del sótano.

Se cerraron las ventanas
del sótano.

Se cerraron las fisuras luminosas
del sótano.

Se apagaron los candiles lúgubres
del sótano y
las mariposas nocturnas,
que ciegas feliciaban,
cayeron hechas polvo.

(De La generación de las palomas)