Eleazar Rivera

Eco del retorno

Los muertos abandonan sus féretros. Se cansan de la soledad. Extrañan el fútbol y las tabernas. Traen guirnaldas hechas de espejos y las colocan en la entrada de alguna ciudad oxidada por el tiempo. No distinguen el humo asfixiante de una guitarra ni los acordes de una fogata. Se sientan en la plaza central a reír por las lágrimas de la memoria. A veces, se cansan de estar muertos y no tener camino de retorno. No encuentran los esqueletos y la ceniza de sus cuerpos. Están cansados del yunque que martilla; del campanario sin iglesia y del árbol que languidece junto al invierno.

(De La ciudad del contrahombre)